Fotógrafo: walter dannehl |
Desgraciadamente este estado comienza a ser crónico en muchas personas y siempre se acaba dando como solución la ingesta de antidepresivos, que no es otra cosa que drogas químicas que afectan a nuestro sistema neuronal y hacen que tengamos una percepción diferente de nuestra realidad. Nos adormecen, nos anestesian contra el dolor que el alma nos provoca...pero lo que es seguro que nunca nos sanan. Puede parecer a los ojos de los demás, e incluso a los nuestros si mantenemos las dosis en los tiempos adecuados que ya hemos sanado ese dolor. Pero el dolor sigue ahí, porque no se trató su causa, sólo se ocultó su somatización.
La sociedad actual está acostumbrada a no hacer caso a los dolores, lo importante es no sufrirlos y, por tanto, en cuanto aparecen se eliminan mediante calmantes de cualquier tipo. Sin embargo, los dolores son útiles, nos informan de que algo no funciona en nosotros y que debemos ocuparnos de ello para eliminar la causa que provoca el dolor. Una vez hallada la causa y tratada la disfunción de nuestro organismo el dolor desaparecerá. Lo mismo ocurre con nuestro alma.
Hay veces que la vida duele, porque algo no va bien. Puede ser que no estás actuando de acuerdo a tus valores, puede ser que estas haciendo oidos sordos a tus necesidades, puede que no te estas teniendo en estima y no quererse bien o suficiente provoca dolor.
Fotógrafo: Thomas Weißenfels |
Por muchas drogas que tomes las cosas no van acambiar, tu eres la unica persona capaz de cambiar tu vida y cuanto más lucido/a estes mejores decisiones podrás tomar. Si quieres encontrar la felicidad, comienza a buscar dentro de tí, porque es en el único sitio en el que encontrarás la respuesta.
La felicidad no es propiedad sólo de maestros budistas o de grandes filósofos, todos podemos alcanzarla si comenzamos a trabajarnos interiormente. Si empiezas a caminar esta ruta te aseguro que no encontrarás droga más fuerte para tu felicidad que tu espíritu.
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