Fotógrafo: Martina |
Error, tras error, tras error...con todo el amor del mundo, con todo el respeto posible, con toada la mejor intención, pero error.
Si te implicas personalmente en los conflictos de otros y te dejas arrastrar emocionalmente, entonces lo mejor que se puede hacer es dejarse llevar por esas emociones, reconocerlas y soltarlas. Pero nunca actuar mientras estén presentes, porque cualquier acción que tomemos, no importa con que intención (positiva o negativa) será un error y lo pagaremos con nuestra energía vital, que se escapará a raudales de nosotros, como si hubiésemos corrido La Maratón de Nueva York, como si hubiesemos alcanzado la misma cumbre del Himalaya...pero sin la euforia de quien llega a la meta...porque lo que tendremos es el amargo sabor del derrotado.
He tenido suerte, paré a tiempo, reconocí mi error. No puedo eliminar la acción que tomé pero si pude actuar a tiempo cuando las emociones se habían calmado para contrarrestar los daños de mi error. Y hoy mi energía vital se está recuperando y con un pequeño esfuerzo más volverá a tener los niveles de hace una semana.
La lección está aprendida, ahora se lo que significa reconocer las emociones, dejarlas salir, verlas ocurrir, dejarlas ir...y entonces actuar. No hay mejor forma de aprender que con la propia experiencia.
Te animo a que lo intentes la próxima vez que tus emociones amenacen con arrollarte, respira, observa, suelta y luego actua...