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El cariño no se puede comprar

Fotógrafo: Sebastian Engel
¿Cuantas veces no habremos oido esta afirmación?

Seguramente cientos desde que comenzamos con nuestras relaciones sociales en la guardería. Se comienza ofreciendo caramelos o juguetes a cambio de amistad o de poder jugar con los niños de la guardería, el colegio, el barrio...

Se supone que con la edad deberíamos entender que el cariño como muchas otras cosas (el amor, la compañía, el respeto, el apoyo...) no se pueden comprar. Pero no es así.

Día a día en las sesiones con mis clientes me encuentro con este tipo de situaciones en las que se espera poder comprar los sentimientos o la relación social de las personas. Por mucho que se cuide de una persona: se le prepare comida, se le preparé la ropa, se le atienda en momentos de necesidad, no se puede obligar a la otra persona a que nos pague con la misma moneda. Lo normal es que así fuese, pero eso dependerá de lo equilibrada que sea la vida de la persona a la que se cuida.

Cuando amamos y cuidamos debemos hacerlo porque nos sale así sin más interés, ni exigencia. Si no nos mueve el amor profundo y desinteresado, entonces nuestra entrega tampoco es sincera y las probabilidades de que no obtengamos la atención que se espera a cambio es muy alta.

Si estás decepcionado/a con el comportamiento de alguna persona hacia tí, quizá sea este el momento de recapacitar y ser sincero/a contigo mismo/a sobre tus verdaderas motivaciones en el trato hacia esa persona.

1 comentario:

  1. querida silvia:posiblemente eso sea porque desde chicos nuestros mayores nos conquistan con golosinas para caernos simpáticos. eso llevado a la mayoría de edad se traduciría en lo que decís. "yo te doy. entonces vos me tenés que dar también".
    ojo! esto lo digo desde mi mas absoluta ignorancia de tachero porteño. jajaja

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